Cuando algo nos paraliza
Estas ahí parado... sin saber qué hacer ni a donde ir.
El miedo, al igual
que otras emociones, es una señal y esa señal viene a decirnos que hay algo ahí
afuera (o ahí adentro) que representa una amenaza, algo que en una rápida
evaluación creemos que es más grande que nosotros mismos, y no podremos
enfrentar.
Muchas veces esta señal nos salva la vida, y eso es
cumplimiento del deber por parte del miedo. Pero muchas más veces de lo que
creemos, el miedo nos juega una mala pasada: nos aleja de personas, entierra
sueños posibles, nos deja inmóviles y congelados en el tiempo, sin poder
avanzar....
De esa clase de miedo te quiero hablar hoy.
Porque ese es el miedo que nos impide crecer, madurar, ser,
trascender...ser felices.
Existen dos miedos básicos, uno es el miedo al fracaso (no
conseguir o perder), y el miedo a ser rechazado (no ser querido).
Ambos miedos, el miedo al rechazo y el miedo al fracaso,
nacen de dos miedos aún más básicos y profundos que son: el miedo a ser como
soy, a manifestar lo que realmente deseo, siento, necesito… y el miedo a la
libertad, que justifica que busquemos el respaldo de los grupos sociales como
una forma de amortiguar la soledad, aunque esto restrinja nuestra libertad
individual.
Gestionar el miedo
Te propongo 3 primeros pasos para transitar el miedo y no
paralizarte en el intento:
1.- Atender al miedo: significa “tomar conciencia del
mismo”, comprender qué lo causa y para qué viene a nuestras vidas. Algunas
preguntas disparadoras: ¿En qué momentos pueden detectar esta emoción más a
menudo? O ¿a qué área de su vida está más relacionada?
¿Cómo detectan normalmente al miedo? ¿Qué reacción corporal
experimentan?
¿Qué actitud suelen tomar frente a esta emoción? ¿La
aceptan? ¿La demuestran, la comparten o la esconden?
¿Qué consecuencias visibles se derivan de sentir esos
miedos?
2.- Detectar pensamientos limitantes: se trata de retar o
poner en tela de juicio cada excusa que nos viene a la hora de no hacer aquello
que queremos, por ejemplo.
Se trata de estimular una capacidad de pensamiento que venza
la autocomplacencia y el victimismo, que en muchas ocasiones, nos hace mirar en
el lugar equivocado (mi jefe, mi compañero, mi pareja, mi hijo…), buscando
fuera de nosotros lo que explica nuestro sentir y nuestro vivir.
3.- Actuar: ante todo una pregunta importante: Piensen en
algún miedo que hayan afrontado y logrado vencer con éxito. ¿Cómo lo hicieron?
El pensar cuánto hemos podido en el pasado, nos recuerda que somos seres capaces de mucho
más de lo que creemos.
El primer paso es el inicio de tu travesía personal, lo que
sea que puedas hoy, vale! Un No dicho a tiempo, pedir lo que necesito,
preguntar lo que no sé, proyectar lo que sueño, ahorrar para ese viaje, caminar
la primera cuadra, lo que sea que hoy crees que no podés, intentar revertirlo.
No aceptes un No como respuesta!
El antídoto del miedo es descubrir quienes somos realmente,
qué necesitamos y qué deseamos.
Cuando conectamos con
nuestra naturaleza, con nuestro “yo real”, iniciamos el camino hacia aquellas
metas que contribuyen a nuestra felicidad.
Gracias por leerme, que tu miedo no te impida viajar!